¿Ha aumentado la caída de su cabello en los últimos días o semanas? ¿Ha notado que el grosor de su coleta ha disminuido? ¿Su peine acaba lleno de pelos? ¿Ve mucho más pelo de lo habitual en el sumidero de la ducha?
Si usted padece alguno de estos síntomas es muy probable que esté sufriendo un Efluvio Telógeno.
Nuestro pelo pasa por diferentes ciclos, que podríamos resumir en anágen (crecimiento) y telógen (caída). Sin embargo, tras la fase telógen, una nueva fase de crecimiento o anágen se inicia. Es decir, un pelo se va y otro sale en su lugar. Este ciclo se va repitiendo de una manera más o menos regular, pero puede verse alterado ante diversas circunstancias.
Por supuesto, las causas y mecanismos de distorsión de esta normalidad son múltiples y complejos. Existen diversos tipos de Efluvio Telógeno y, a su vez, distintos subtipos, cada uno de ellos con diferentes explicaciones y, por tanto, tratamientos.
Podemos entenderlo como una “muda acelerada” del cabello. Sí, parecido al típico aumento de caída estacional. Diversas causas, como estrés, infecciones o fármacos, pueden “dar la orden” a nuestros cabellos de que “es hora de renovarse”. Sin embargo, normalmente esta “muda acelerada” sucede unos 3 meses tras dicha “orden” (las cosas con el pelo van despacio…).
En muchas ocasiones, este trastorno provoca un estrés en el paciente que lo padece, que puede llegar a no querer lavarse el pelo a menudo para no ver sus cabellos en el sumidero de la ducha. Es importante saber que, en situaciones normales, podemos perder unos 100 cabellos al día, luego si no nos hemos lavado el pelo en 3 o 4 días, podemos llegar a encontrar muchos cabellos acumulados en el sumidero.
Si padece este trastorno, o cualquier otro tipo de alopecia o trastorno capilar, debería consultar con un Dermatólogo. Lo primero es diagnosticar la enfermedad, luego buscar la causa y, finalmente, corregirla si es posible, así como asociar tratamientos que puedan acelerar la curación del proceso.
Esperamos que este artículo haya resultado de su utilidad.